Ser mujer en mi país duele, ser mujer en mi sociedad ofende,
ser mujer en este mundo indigna. Porque al parecer, al mundo mi sexualidad le
indigna. A mi sociedad, mi voz le ofende. A mi país, mis ideas le duelen. Ser mujer en este día es serlo como en cualquier
otro, pero es serlo al ritmo de consignas, entre dulces versos, entre imágenes que con tonos lila entremezclan siluetas que evocan árboles y natura. Pero la
realidad, se burla de nuestros versos, se burla de nuestras imágenes. La vida
real no está en ellas (¡Vaya vida! Tan dolorosamente surreal). Y es que aquí, y es que hoy ser mujer no es
cosa fácil. Y es que aquí, y es que hoy ser mujer no es cosa bonita. Porque somos
violentadas con más que puños; con más que patadas (abundan; sobran, no se
confundan). Somos violentadas con "piropos" y chiflidos, con "chistes" y miradas. Y es que aquí, y es que hoy a la que le gusta el sexo es puta. A la
que le interesa la Historia, la Política, las letras, o para el caso cualquier cosa fuera de la ropa, es rara. La que menstrúa provoca asco. La que no sueña
con ser madre es… es ¡¿Para qué jodidos es entonces?! Y es que aquí, y es que
hoy soy mujer; que da asco, rara, puta, flaca, pálida. Soy mujer; con ideas que duelen, con una voz
que escapa de la mordaza. Con una voz que grita y sin temor ofende. Porque gritar por la que calla libera, porque
ofender por saberse libre dignifica.
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