lunes, 27 de enero de 2014

Víctimas ¿Voluntarias?

De esas mañanas reflexivas nace lo siguiente:
http://www.youtube.com/watch?v=TBOdQVR6r7o

¿Desde hace cuánto somos esclavos del tiempo? ¿Cómo ha sido el proceso?
Vaya que somos esclavos. Estudias (si tuviste la suerte) de 12 a 15 años para graduarte de nivel medio. Antes de graduarte tomaste (si te dejaron) una de las primeras decisiones que marcan un rumbo a seguir (¡cómo si todas tus demás decisiones no lo hicieran también!). Escogiste tu carrera en diversificado. A los 2 o 3 años te gradúas. El siguiente paso es ir a la universidad. Si en todo caso lo puedes hacer, tienes dos opciones; o te mantienen tus padres o te mantienes tu. Asumamos que escogiste (si es que tuviste la opción de escoger) lo segundo.

Empiezas a trabajar bastante joven. A los jóvenes les dan trabajo más rápido por su juventud (y porque son más baratos). En el trabajo debes de llegar a la misma hora 5 o 6 días a la semana e irte en una hora indefinida que procuras que sea la misma porque tienes el tiempo calculado para empezar a hacer tu siguiente actividad, claro, tomando en cuenta el tráfico. Como tienes la dicha de trabajar y estudiar, corres a tu casa de estudios. Sigues siendo víctima del tiempo. Estás condicionado a "aprender" todo lo que te digan en un falso semestre de 5 o 4 meses. Si pasaste y no aprendiste, no hay problema. Sigues la carrera (carrera en todo sentido de la palabra). Lo importante es terminar en el tiempo que tengas que terminar. Debes apurarte para conseguir el cartón. Así te darán un trabajo con mejor paga, si lo consigues. 

El siguiente paso (hayas terminado o no la universidad) es casarte. No hay labor más noble que cuando le dedicas "tu" tiempo a alguien más. Como las madres por ejemplo. Su tiempo es de todos, menos de ellas. Lo mismo con los padres, claro. Tienes un hijo, luego otro y uno más. Desde luego que sigues trabajando y continúas haciéndolo para asegurar tu vejez. (¿Cuánta gente llega a su vejez realmente?) Trabajas para un tiempo que todavía no es "tuyo", pero claro, arriesgarse a no hacerlo es demasiado arriesgado ¡con justa razón claro! 
Con el tiempo dejas tu vocación porque ya no encaja con la vida que planeaste (te planeas - te planean). Sigues trabajando de la misma forma que hace 5 años (6, 7... 15...). Te duelen las piernas; de tanto estar sentado.

Dejas de vivir sin cargas de poesía. Tus cuotas de masoquismo se vuelven más odiosas que placenteras. Te acomodas a torturarte. "Un ave que crece enjaulado piensa que volar es pecado". ¿Hace cuánto hiciste el amor? Evades tu naturaleza de sentir placer, de divertirte porque ya no tienes tiempo, ni para ti ni para los tuyos. Cuando te das cuenta que nunca hiciste tiempo (¿se puede "hacer" el tiempo?) para jugar con tus hijos, ellos ya no tienen tiempo para estar contigo. Dejaron de jugar hace años. Y lo más desastroso del mundo; siguieron tu ejemplo. Les enseñaste a que su tiempo no es de ellos pero pueden pensar que si lo es. Te das cuenta que ahora puedes ver para atrás y unir los puntos en retrospectiva. No forman una bonita figura. Hasta ahora te das cuenta de la importancia que tiene tomarte tu tiempo, no hacerlo. El tiempo siempre existe y que lo uses sin darte cuenta es una elección propia que pareciera que no tuviste el derecho de tomar. Que te perdiste de todos los tragos de vida. Que pensaste que era más cómodo sentir muy poco, a sentir mucho. Que no cosechaste verdaderos amigos ni siquiera para que confiaran en ti cuando necesitabas dinero. Que pensaste que tus pasiones eran cumplir los objetivos del trabajo que sólo le hacían dinero a alguien más. 

Pero pasa lo que planeaste desde tus veintitantos; llegaste a la vejez y te diste cuenta que la vejez fue demasiada corta comparada con todo el tiempo que invertiste en ella. Cansado, no la disfrutas; tus hijos están muy ocupados preparándose para su vejez. Si ves muy de cerca, te das cuenta que sigues viendo la hora de tu reloj... nunca dejaste de separar el tiempo en las mil un un formas que te inventaste. Y sólo hasta ahora, envidias a los ociosos que tanto criticaste.

domingo, 26 de enero de 2014

Intimidades Ajenas (y propias)

Un amigo me dijo que "eso de escribir es muy íntimo" para explicarme por qué no le gusta(ba) publicar lo que ha escrito.  Por eso, este texto originalmente llevaba el título "Es que eso de escribir es muy íntimo".  Cuando tuvimos aquella conversación mi diario llevaba meses en blanco... ahora lleva sólo semanas, pero bueno, será otra entrada sobre el diario.  Ahora les dejo este texto cuya datación aparece más abajo:

Imagínense cuánto más será eso de cantar, bueno, si se trata de cantar las canciones propias.  Y bueno, afortunadamente habemos algunos exhibicionistas que nos animamos a mostrarnos.  Dice Freud que para afirmar-nos que somos o tenemos, tal vez que no somos los únicos que somos y tenemos y buscamos que alguien más se identifique con nosotros.  Pero mire usté, hace como un año que me da miedo mostrarme, escribiendo, pintando o cantando.  Y eso que casi nunca es de mí.  Generalmente se trata de una canción que alguien más escribió, una pintura que nadie ha visto (ni verá), o contando la historia de algún amigo, esos que viven todo lo que no nos animamos a reconocer que vivimos.

Me agarro, pues, ahora, de la mano de uno de esos exhibicionistas que nos deja ver en sus historias un poco de nosotros, como él espera, y mucho de él (como él sabe).

Alguna vez vi un libro sobre él que se titula: Joaquín Sabina, disculpen la tristeza. Es que Joaquín escribe con el corazón herido y canta cuando le duele la voz.  Me dejo llevar por la música de fondo (claro, Sabina) para interrumpir mi escritura por algunos de sus versos.  Y empiezo por decir que sus canciones hablan de tres temas: el desamor –con todos sus dolores y formas-, los vicios –con todas sus consecuencias- y el gran Amor –con todas sus ganas-. 

Sobre el desamor puedo citar: “El agua apaga el fuego y al ardor los años, amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño. Y cada vez peor y cada vez más rotos, y cada vez más tú y cada vez más yo y menos de nosotros.
Y aún más: “Puedo ponerme triste y decir que me basta con ser tu enemigo…”

Habla de vicios, por eso describe sus ojos (los de ella) así: “Tenía unos ojos color verde marihuana…”.  Junto a Fito Paez cantó:  “Y ya que me preguntas te diré que sé lo que es: Tener 14 años y estar muerto. (…) Impúdico animal sin pedigrí adicto al elixir del corazón las botellas (…) Delirium Tremens”. También “La canción de los buenos borrachos”, que con el título lo dice todo. Y: “Enemigos íntimos del cálculo y la norma, usureros del delirio y el azar. Vamos a invitarlos a escaparnos de las sombras y si no lo conseguimos nos da igual. (…) Desilusión y bohemia, no hay controles de alcoholemia y está prohibido prohibir”.

Con la tristeza Sabínica sabe decir:
“Al infierno se va por atajos, jeringas, recetas
-ayer echa un pingajo me dijo en un banco del bar-
 ¿dónde está aquel rock and roll que me hiciste cuando eras poeta?
-Terminaba tan triste que nunca lo pude empezar”.

Nos arrancó algunas lágrimas con los versos: “¿Quién me ha robado el mes de abril? ¿cómo pudo sucederme a mí? Lo guardaba en el cajón donde guardo el corazón.”  Triste lamento de tres historias, la del hombre del traje gris, el profesor sin su alumna y de mamá sin papá.
A la mujer que lo dejó en España y se fue a Argentina le canta: “Buenos Aires es como contabas, hoy fui a pasear y al llegar a la Plaza de Mayo me dio por llorar y me puse a gritar: ¿dónde estás? (…) ya nadie me escribe diciendo: –no consigo olvidarte.”
Y en la canción dedicada a Rocío Durcal, se queja: “¿Cómo haré que al final los cuentos que yo cuento acaban tan mal?”  Será por su tristeza.

Pero también nos ha despertado en el corazón el sentimiento del gran amor, por ejemplo con la canción que escogió Nina Pastori (en el tributo a Sabina que se llama “Entre todas las mujeres”) que dice: “Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes, es que mueras por mí.  Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres.  Porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.” Y en la que canta en el mismo disco Chabela Vargas:
“Que el maquillaje no apague tu risa. Que el equipaje no lastre tus alas. Que el calendario no venga con prisa. Que el diccionario detenga las balas.
Que las persianas corrijan la aurora, Que gane el quiero la guerra del puedo. Que los que esperan no cuenten las horas. Que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo te píe bailando (…)
Que el corazón no se pase de moda. Que los otoños te doren la piel. Que cada noche sea noche de bodas. Que no se ponga la luna miel. Que cada noche sea noche de bodas. Que todas las lunas sea luna de miel”.

Por si cada tema fuera aún poco, tiene canciones en las que mezcla los tres:
“lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on de rocks…
Me dejó su neceser con agravios…
Esta vez yo quería quererla querer y ella no, así que se fue…
Derrochando la bolsa y la vida la fui poco a poco dando por perdida…
Tanto la quería que tardé en aprender a olvidarla
Diecinueve días y quinientas noches.”

Y tiene muchos temas más.  Son esas canciones que tal vez le ayuden a seguir cantando cuando el corazón se cansa.  Un collage de artistas desfila, por ejemplo así:
“Por el boulevard de los sueños rotos… cuando Agustín se sienta al piano, Diego Rivera lápiz en mano dibuja a Frida Calo desnuda… quien supiera reír como llora Chabela… las amarguras no son amargas cuando las canta Chabela Vargas y las escribe un tal Jose Alfredo”. O así: “Que te lo digan Silvio y Pablo, Dios y el diablo, Joan Manuel (…) Sin mi compadre Luís Eduardo, yo no pasaba por aquí.”

Tiene figuras muy buenas, listados como en esta canción: “Corre dijo la tortuga, atrévete dijo el cobarde, estoy de vuelta dijo un tipo que no fue a ninguna parte. No me grites dijo el sordo, hoy es jueves dijo el martes.  Déjame sólo conmigo, con el íntimo enemigo que malvive la pensión en mi corazón, el receloso el fugitivo, el más oscuro de los dos, el pariente pobre de la duda (…) el caprichoso, el orgulloso, (…) el cómplice, el traidor.  A ti te estoy hablando, a ti, que nunca sigues   tú mis consejos, a ti te estoy gritando, a ti, que estás metido en mi pellejo, a ti que estas llorando al otro lado del espejo...”
Y en esta otra: “Si la vida se deja, yo le meto mano… y como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación… partiré de viaje en seguida… a probarme el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré: Al Capone en Chicago, (…) pintor en Mont Parnarse, (…) negro en Nueva Orleáns, viejo verde en Sodoma, (…) sultán en un harem, policía ni en broma, (…) taur en Mote Carlo, cigarrillo en tu boca, taxista en Nueva York, el más chulo del barrio (…) tabernero en Dublín, comunista en las vegas, ahogado en el Titanic, flautista en Hamelin. Pero si me dan a elegir, entre todas las vidas yo escojo la del pirata cojo con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo, el viejo truhán capitán de un barco que tuviera por bandera un par de tibias y una calavera. (…) Insumiso en el cielo, (…) Arañazo en tu espalda, (…) pianista de un burdel, (…) vocalista de orquesta, mejor tiempo en Lemans, (…) detective en apuros, conservado en alcohol, (…) desertor en la guerra, boxeador en Detroit, (…)  fotógrafo en PlayBoy…”
Otros listados geniales en las canciones: “Mi primer” y “Todos menos tú”.
Autoreferencias, que es más complicado presentar, pero que señalo en canciones como “Aves de paso” en la que habla de esos amores que cuenta en otras canciones y que no duraron mucho; otras autoreferencias en “Es mentira” donde sólo confirma lo que ya sabemos. Me gustan muchas otras de las figuras literarias que usa, como estas dos en una misma canción: “Esta es la canción de las noches perdidas… si sabes que casi todo sabe a casi nada… tiene nombre de mujer como la soledad, como el consuelo”.

Y muchísimas canciones variadas. Por ejemplo un paisaje bien pintado con su voz “Postal de la Habana”, un recorrido por las películas de Almodóvar y una confesión a la vez: “Yo quiero ser una chica Almodóvar”.  “Pacto entre caballeros”, que tuvo que escribir a los ladrones que lo asaltaron y al reconocerlo le devolvieron sus pertenencias y lo invitaron a trasnochar, sin dejar que pagara una gota.  Una canción a ritmo de rap, que canta con “Manu Chao” y que se llama “No sopor… no sopor” - no soporto el rap-. 
Me lo imagino en la reunión con sus excompañeros y excompañeras, cuando canta “El blues de lo que pasa en mi escalera” nos presenta a sus compañeros y compañeras:
“El más capullo de mi clase ¡Qué elemento! llegó hasta el parlamento (...)
Y sin dejar de ser el mismo bruto aquel que no sabía ni dibujar la “O” con un canuto.
El superclase de mi clase que ¡qué pardillo! se pudre en el banquillo (...)
y sin dejar de ser el mismo sabio que para hacer poesía solo tenía que mover los labios
La más matija de mi clase ¡qué figura! cotiza la hermosura y a sus cuarenta y cinco otoños (...) Y sin dejar de ser la seductora bruja que escondía bajo la falda una calculadora.
Por lo demás, ni más, ni menos larga que cualquiera
a mis cuarenta y pocos tacos, ¡ya ves tú...!
Igual sigo de flaco, igual de calavera…”

Antes del fin quisiera recordar, porque para eso se escribe, las muchas noches que oímos y cantamos a Sabina con mis amigos; en especial con el Tukis, –a  quien más le han dolido-, Alex –a quien más le han gustado y Juan Pablo –con quien más las he oído-.

Termino este recorrido brevísimo por la música de Joaquín Sabina con una para nuestra profesión: “Oiga doctor, devuélvame mi depresión, no ve que los amigos se apartan de mí, dicen que no se puede consentir esa sonrisa idiota.  Que no escribo una nota desde que soy feliz. (…) acaso no le pago las facturas, dejeme como estaba por favor, (…) a ver si tengo cura sólo quiero ser yo y ahora parezco mi caricatura.  (…) devuélvame mi fracaso, no ve que yo cantaba la marginación, devuélvame mi odio y mi pasión, doctor hágame caso…”

Guatemala, 2:00 a.m. 12 de abril de 2008
José Herbert Roberto Bolaños Valenzuela

P.D. Escribir esto me llevó a muchos recuerdos del tiempo que hemos vivido juntos, lo que quiero decir lo resumo en palabras que son signo y por tanto menos que el significado: Contigo, María Renée.


miércoles, 22 de enero de 2014

Camino (verbo)

Busco y cruzo fronteras para encontrarme
llevo mucho buscándome
llevan mucho educándome
para crecer como la florecita
como esa que arrancas y no te topas con ninguna espina.
¡Qué mierda de autopista!
Todo un camino largo que se camina sin prisa.

A ti te toca hacer todo el trabajo
toda la revolución mental que te andas echando
pero el crecimiento es un malhechor
que justo cuando  te emprendiste en la navegación
te dice que no puedes andar sola sin otro trotador
y buscas a alguien más con pensamiento diferente
pa que te encuentres con que era paja
todos ellos maman de la misma teta.
Si, todo era paja.

El reto está en una.
Debes andar por allí sólo con tu pluma
y si en el viaje te topas con otro trepador
deja que escale como todo un trabajador
allí te darás cuenta que la diversión
es posible compartirla de a dos
y sino deja que siga la función.

jueves, 16 de enero de 2014

Toda Una Relación

Aprender a bailar fue aprender a amar. Nunca la vida me dio mejor lección sobre la vida misma. Entrar a un salón lleno de gente, pero tu ya sabes con quien vas. Con quien vas a probar el arte de volar.
Piensas que debe de ser de dos. Tomas su mano, toma la tuya. Empieza la música, empieza la aventura. Te das cuenta que podrías estar bailando solo, pero no, tu elijes bailar con el otro, con tu otro.

Te toma de la cintura, le tomas por el cuello. Sientes como disfruta de tu movimiento. Tu disfrutas el momento. Son uno. Sale una respiración profunda, no sabes si de ti o de tu acompañante. La humedad del sudor se hace presente. Las caderas se mueven al mismo tiempo. Ambos saben que la canción no es para siempre. Siempre es mucho tiempo, muy aburrido. Aún así, deciden bailar la misma canción al mismo tiempo. Antes como un no rotundo, ahora como un "si" que no sale.

De eso se trató todo; de bailar, de amar en libertad. Solo así es de verdad.

miércoles, 15 de enero de 2014

Icy & Sot.

Dos artistas Iranis del stencil con un contenido social en su gráfica bastante interesante.







Microrrelato "Me Lo Contó Una Gotita"


Ya no puede uno caminar tranquilo; todo se sabe y todo te lo cuentan. 
"¿¡Quién te ha contado eso?! ¡Yo no fui!" -repetí cuanta vez me fue posible en todo el viaje. No mucha gente me creía. Camino al lado del río, a mucha gente me encontré. Sus preguntas cada vez más "encarcelosas".
"¿Es cierto que se peleó con su señora?" - Mi vecina
"¿Es cierto que se divorció de su mujer?" - La vecina de mi vecina
"Eres todo un bandido ¿le hiciste el doble a tu mujer?" - Mi amigo de la infancia
"Dicen que usted es el principal sospechoso de la muerte de su esposa, ¿es cierto?" - La amiga de mi hermana
"Mire loco ¿con quien se contactó para hacer ese traqueteo?" - No tengo idea
"¿Qué hiciste el cuerpo?" - Mi papá
Dicen que el agua lleva secretos, lo que no me había dado cuenta es que el río iba cuesta abajo. Supongo que por eso cada quien se iba enterando de cosas peores.
Pero... ¿¡Cómo le explicaba a la gente que fue mi esposa la que se me fugó!?



martes, 14 de enero de 2014

Mandatos de Belleza

Por un lado debe reconocerse que el mandato de "belleza" cambia.  Lo importante, sin embargo, es notar que no deja de haber un "mandato" de belleza.  Es decir, nos dicen (a hombres y mujeres) cómo "debe" ser nuestro cuerpo.
Dos ilustraciones de hace más de 25 y 60 años nos lo muestran.

Prensa Libre, 7 de mayo de 1976: <<¡No sea flaca! Ahora puede añadir peso en forma natural ¡donde más lo necesita!>> (hacer click para ampliar la imagen).

Y en El Imparcial del 3 de julio de 1950, <<¿Me permitirá probarle que puedo hacerlo un Hombre Nuevo?>> Y en el recuadro: <<Charles Atrlas Poseedor del título del "El Hombre Más Perfectametne Desarrollado del Mundo", en competencia con TODOS los que consintieran aparecer en contra de él.>> (hacer click para ampliar la imagen).



Así pues, intentemos ser nosotros y nosotras, quienes decidamos sobre nostros y nosotras.