lunes, 22 de septiembre de 2014

Prico En Pasado

Se cuenta la historia de Prico que creció con alas verdes. Era un ser hermoso, brillante, suave y alegre. Sus padres al notar su don de justicia, muy orgullosos de el, lo sacaron del cesto a muy temprana edad, pues estaban seguros que podría lograrlo solo.
Pasó el tiempo y Prico se convirtió en un joven muy inteligente y audaz, pero ante todo, un ser noble, solidario y como siempre, justo. Todas y todos amaban a Prico, no habían dos como él. Un día un ser humano logró descubrir cómo entrar al mundo de los cestos y al aventurarse en la comunidad, le encantaron las alas de Prico. Celoso y envidioso de la belleza de sus alas, decidió que las quería para el, como pueden ser los seres humanos. Así que se las ingenió para golpearlo con un palo en la cabeza y éste al estar inconsciente, lo metió en una bolsa y se lo llevó al tenebroso mundo humano. Lo hospedó en su casa que era muy grande porque tenía muchísimo dinero.
Pasaron las horas y Prico abrió los ojos. Asustado al ver tanto gris -se encontraba en un sótano de cemento- empezó a gritar. El humano bajó al escuchar los gritos y le pegó en la cara para que se callara. Prico le pidió que lo dejara ir y el humano se reía ante su ingenuidad. -¿Qué comés? le preguntó el humano. -¿comer? preguntó Prico. -Si, a huevos, tenés que comer sino ya no me servís. -Supongo que se refiere a la forma en que uno adquiere energías. Nosotrxs nos alimentamos con las energías de lxs otrxs. El humano pensó que mejor inversión no había hecho. -Ni le tengo que dar de hartar -pensó.
Pasaron los días y Prico estaba flaco. No se había alimentado de las energías de nadie, porque solo había tenido contacto con el único ser que conocía de ese mundo y no se quería alimentar de las energías de él. Una tarde el humano bajó y le inyectó un líquido al brazo de Prico -estaba amarrado, por eso no pudo hacer nada- y se quedó dormido. Esperó unos minutos y lo golpeó en la cara para ver si la droga había funcionado; era muy efectiva. Con un machete el humano cortó las alas de Prico. Cuando éste se levantó no encontró sus alas. Lloró amargamente por un momento, pero luego empezó a sentir odio, mucho odio. Jamás había experimentado ese sentir, pero al hacerlo, empezó la transformación. Prico sintió como sus huesos se movían y su corazón se achiquitaba. Le dolió un poco la cara y vio como sus plumas se fueron convirtiendo en pelos. Cuando se vio en el reflejo de un vidrio se llevó la peor de las sorpresas; era similar al humano. Estaba espantado ¡horrorizado! Inmediatamente todos sus recuerdos de la comunidad de los cestos se hacían cada vez más borrosos. No podía evitar las lágrimas, pues la desesperación no era tenue. Con enojo se arrancaba los pelos que le salían, pero éstos volvían a salir y continuó así hasta que la piel le sangraba y desistió. Sentado y con la derrota mental se habrá quedado dormido por unos 5 minutos cuando el humano lo llegó a patear. -¿Y a vos qué te pasó? Asombrado le preguntó. -Que putas te importa. Le contestó Prico. El humano anonadado por la transformación sintió una pequeña responsabilidad y culpa, pero luego se le pasó. -Mirá, lamento mucho lo que te pasó, pero ahora sos humano y yo te puedo ayudar.
Prico pensó en cómo le podría ayudar el ser que lo llevó a la peor situación de su vida. Sin embargo, y como ya tenía alguna esencia humana, aceptó y fue lo peor que pudo hacer.
Cuando el humano le preguntaba que quién era, Prico contestaba con su nombre y el humano lo golpeaba con un cincho hasta marcarlo a tal punto que pareciera que se le reventaban los poros. -¡YA NO SOS PRICO, AHORA SOS UN HUMANO!
Y así hizo el humano con muchas preguntas y respuestas hasta que Prico, dejó de ser. Ya no era. Dejó de ser y de estar. La nada empezó a existir en el corazón de Prico.
Por azares de la vida y por trágicas consecuencias y penosas circunstancias; Prico se hizo Presidente. Tuvo el descaro de ser Presidente de Guatemala luego de haber sido partícipe activo de las masacres humanas más grandes que ese país pudo experimentar. Que toda Centroamérica pudo experimentar. Muchos indígenas murieron. Muchas personas fueron asesinadas y torturadas. Prico fue uno de los que torturó y al hacerlo solo pensaba en los golpes que el humano le había dado a el cuando lo estaba ayudando a convertirse humano.
Ahora que es Presidente, ya no es justo y pareciera que podría emplear las mismas estrategias de bastantes años atrás. Algunas personas tienen miedo, a otras no les importa y otras, que pareciera que tuvieran alas, quieren un lugar mejor.
El humano se hizo pasar como padre de Prico y si no pudiera existir acto más cínico y malvado, tiene las alas de Prico en su sala. Jamás encontró una forma de usarlas el mismo. Prico entra a la sala de su papá sin recordarse que él alguna vez tuvo alas. Que alguna vez voló y que al hacerlo era feliz. No recuerda que fue muy amado y que fue justo en algún tiempo atrás.
Prico ya no es verde, ahora es anaranjado.

martes, 16 de septiembre de 2014

Lo subversivo y la fotografía

Considero, a mi parecer, que es prudente comenzar presentándome ya que es la primera vez que publico en A tres la pieza!!! y mi intención no es salir de la nada, considero también que los y las que publicamos en este blog estamos parados y paradas sobre algo muy propio como lo es nuestra experiencia, y desde este punto, cada quien tiene algo totalmente distinto que aportar -a estas alturas ya habrán notado que estudio psicología, y si no, pues mucho gusto- mi nombre es Sigrid, y el motivo por el cual me presento de esta manera es por que me gusta presentarme, y no me gusta solo aparecer. 

Lo magnifico de cualquier expresión de arte es la sublimación de los deseos reprimidos en una forma socialmente aceptada, y partiendo de esto, la pregunta no es "¿que arte practicas?" sino más bien ¿de que manera sublimas?, a mi me encanta la idea de pensar que yo no sublimo y que soy directa con lo que trato de expresar, pero ni a mi misma me engaño; estamos tan programados y programadas a reprimir que tan sólo reprimir menos es un grandísimo logro, y esto lo veo cada día cuando observo el trabajo de muchos y muchas artistas de la fotografía en Guatemala -digo Guatemala porque es la referencia más fiel que tengo-: quien no hace retrato hace paisaje, y lo que hace diversos los trabajos son las técnicas que utilizan, y pienso: ¿acaso solo eso aprendieron? ¿solo eso saben hacer?, pero "saber hacer" no debería de ser un limitante, nadie comienza "sabiendo hacer" ¿para que se pondrían a aprender si ya saben hacer?; no es cuestión de saber o no saber, a estas alturas yo considero que es pura cuestión de Querer y no quieren o posiblemente no quieren querer, y eso es más difícil que tan sólo no querer: porque se emplea el verbo dos veces, se refuerza la afirmación. 
Voy a ser más específica con esto de retrato y paisajes, por que no es el término en sí, sino para que lo utilizan: mostrar belleza solo por que sí, y el "solo por que sí" es una postura muy riesgosa en este momento histórico, y en cualquier otro: la connotación implica que en supuesto no hay nada que respalde este hacer, nada que venga de antes ni pueda ir después, nada que aportar, y me pregunto ¿entonces para qué?, pura sublimación podrán decirme por ahí, pero no me convence tampoco. 

Volveré a centrarme en mi intencionalidad, -me pierdo rápido cuando me quedo pensando mucho y cuando no me tomo el tiempo de pensar- y puedo ponerme algo pesada, pero no es absolutamente nada impersonal, es muy personal de hecho; día a día me cuestiono (como si yo me fuera a brindar las respuestas) ¿por qué hay tan poca fotografía que muestre directamente la participación de las y los guatemaltecos dentro del marco de la transformación de la realidad?, o de otra manera ¿por qué cada vez que toman fotografías de carácter "social" las ponen dentro de un marco de tristeza? ¿por qué tiene que ser triste el trabajar en la calle?, eso es muy fácil de comprender, ya que viéndolo desde afuera a nadie le gustaría trabajar ni vivir de esa manera, pero ver desde afuera todos y todas lo hacemos; desde afuera podemos ver que todas y todos están bien jodidos,  pero ¿solo eso hay?.



No a la torre: marcha en apoyo al segundo aniversario de la comunidad en resistencia "La puya".
Sigrid Aguilar


***la modalidad que utilizo para escribir es lo no dado por hecho, las ideas no limitadas, lo "no terminado", lo que puede ser continuado.***

lunes, 15 de septiembre de 2014

El significado de Jacobo Árbenz Guzmán para la Juventud de Hoy

Por: María Alejandra Muralles Marín


Hubo una época en la que Guatemala se puso de pie, una época en la que se dejaron de lado los intereses de la burguesía, en la que las mejoras en el área rural fueron más que promesas. Como un preso puesto el libertad, que tras pasar años en la penumbra, atado de pies y manos, sale de su encierro; respira el aire cuyo sabor hacía ya tanto tiempo habían olvidado sus pulmones y temeroso contempla la inmensidad ante sus ojos, que poco a poco se acostumbran a la luz. Guatemala, que estuvo presa, engrilletada por una dictadura militar, saboreó la libertad, un glorioso 20 de octubre de 1944, la tan conocida “Revolución de octubre” fue un grito que puso un alto a los 14 años de prisión.  Tras la renuncia del Señor presidente, General dictador y déspota Jorge Ubico Castañeda, que, cabe recalcar, no fue a solicitud expresa del campesinado si no de “un grupo de prominentes profesionales y comerciantes capitalinos"(1)Un proceso de cambios sociales se produjo. Estalló pues una bomba encendida hacía siglos.

Tras el grandioso gobierno de Juan José Arévalo en el que la educación como máxima riqueza intelectual se priorizó y se le dieron al pueblo herramientas para que el justo trato laboral encausara su camino, hubo un segundo y tristemente último gobierno de la Revolución. El terreno preparado por Arévalo dio pie a un gobierno con una beligerante propuesta que pretendía salir del modelo económico colonial basado en el monopolio, la explotación y la simple y llana injusticia. Llegó entonces al poder un colega del infame dictador Jorge Ubico. Colega de profesión, más no de práctica y menos de ideología: el Capitán Jacobo Árbenz Guzmán. 

En el gobierno de Árbenz, durante el que la actividad sindical siguió su empoderamiento a pesar de su inestabilidad, el mensaje fue muy claro. Guatemala no pertenecía ese 2.2% de la población poseyente del 70% de las tierras, pertenecía al 76% que se dividía el 10% de tierras y especialmente a ese 57% carente de propiedades que con su trabajo en tierras ajenas mantenía la economía del país y que no por ello poseía condiciones de vida dignas. Era solo justo reorganizar el orden social cuasi feudal en el que el país se encontraba. A través de una serie de cambios que iniciaron en el Gobierno anterior, tuvo lugar el decreto 900: la reforma agraria. Cuya pretensión era una equitativa repartición de propiedad  que beneficiaría especialmente a la población indígena que a través de la historia, desde la conquista, ya fuera por Encomiendas, servidumbre por deudas o la Ley de la Vagancia, había sido explotada sin la más mínima consideración.

Como en todo cambio que beneficia a las mayorías empobrecidas, hubo una agresiva y bien patrocinada resistencia. Esta vez por parte de  terratenientes cuyo monopolio alimentado por la barata mano de obra indígena y excedentes por esta generados estaba siendo amenazado. La AGA, la UFCO y la IRCA acudieron al máximo representante del imperialismo  y a través de una serie de operativos llevados a cabo por la enigmática CIA en confabulación (más bien en una relación titiritero-títere) con el General Castillo Armas, aduciendo una alianza comunista, dieron a la entonces democrática Guatemala un golpe de estado que culminaría con la renuncia del Presidente Árbenz así su humillación y exilio. Esperando a cambio el agradecimiento del continente por salvarlo del comunismo y la, según ellos, nociva perspectiva Marxista del Gobierno electo.Volvieron entonces los grilletes y cadenas que en forma de discriminación, desigualdad, hambre, despotismo y otros males a sujetar al país.

Conocer, como mínimo, la historia tras el asueto del 20 de octubre no es una competencia alcanzada por la mayoría de jóvenes guatemaltecos. Las consecuencias del fin de los 10 años progresistas en Guatemala se ven reflejadas en cómo las élites se han empeñado en enterrar esta pieza crucial del inconcluso rompecabezas de la historia nacional. El sistema educativo, lejos de los sueños de Arévalo hace hincapié en fábulas sobre la invasión, mal llamada descubrimiento, español de América, endiosa a figuras carentes de significado para el pueblo y se ensaña en la memorización de fechas en las que se conmemoran eventos determinantes, en su mayoría, para las altas clases sociales.

Jacobo Árbenz, en su lucha por sus ideales incluyentes y democráticos dejó de representarse a sí mismo, pasando así a representar y ser figura de un movimiento. Se convirtió  imagen de esperanza para su nación. No sólo en el momento en que vivió. Es decir, si bien en la década de los 40´s fue él el excelso representante de las silenciadas luchas y anhelos del pueblo en su calidad de Presidente de la República y líder revolucionario, es hoy figura que representa la posibilidad, aunque mínima, latente, de un cambio; la posibilidad de  modificar el opresor sistema, el saber que si la lucha es justa, la vida misma no es suficiente. La imagen de un caudillo liberador que se atrevió a anteponer el bienestar social frente a los intereses oligárquicos le ha dado un carácter de héroe nacional. Las verdaderas figuras patrias son las figuras de la revolución; aquellos cuyos aportes tuvieron un significado representativo  y beneficioso para los guatemaltecos.

Como ha sido mencionado anteriormente, es labor de la escuela guiar a los jóvenes a la reflexión histórica revolucionaria en sus exponentes clave, es labor del estado reconocer dignamente a quienes guiaron, aunque fuera por un corto tiempo, al país al desarrollo y progreso, pero es deber propio y cívica obligación concientizarse sobre el valor de dichos guías, pues reconocer el valor de quien valora al pueblo es reconocer en sí el propio valor.  Una vez reconocido el propio valor y con la imagen liberadora que Árbenz representa es posible para los jóvenes guatemaltecos tomar en sus manos el control de su país. 

Más allá de un afán de glorificar a Jacobo Árbenz Guzmán,  el reconocimiento de sus logros es una forma de agradecimiento. La juventud, que hoy sufre de tantos males. Que carece en general de un sentido de dirección y un vacío en los roles de liderazgo colectivo, en la medida que se ha concientizado sobre su propio devenir como método para controlar su porvenir, ha encontrado en la figura del segundo presidente del periodo democrático un ídolo forjado con trabajo, justicia, decisión, imparcialidad e integridad.

Tras el derrocamiento de Árbenz, no ha habido Gobierno alguno cuya motivación para ocupar cargos estatales haya sido genuinamente fomentar el progreso del país. La juventud no conoce un verdadero Gobierno democrático, no conoce cómo se vive el estado de derecho. Especialmente los jóvenes en el área rural no conocen un Gobierno al que realmente le importen  y les perciba como algo más allá de la mano de obra que produce ganancias.  La figura de Árbenz no solo se reconoce en sus aportes y asenso, se reconoce también en su caída o más bien en el empujón recibido. El que un idealista y su búsqueda de justicia representen una “amenaza” para el capitalismo da un sentido de empoderamiento a la juventud, el convencerse de que la voz del pueblo suena aún para quien no quiere escucharla y no suena por sus gritos, si no por su constancia. El saberse capaz de provocar un cambio a nivel comunitario es lo mínimo que esta figura inspira, saberse herederos de la fuerza interior e ímpetu libertador característicos de Árbenz da a la juventud una cucharada de azúcar en medio de la amargura infundida por el diario vivir de las secuelas de la represión que se vivió de forma explícita entre el fin del período revolucionario y la firma de los acuerdos de paz. Represión de forma explícita, término que da lugar al entendimiento de que no ha cesado la represión y mucho menos la violencia, solamente ha ido evolucionando junto y a veces más velozmente que la sociedad.

Se ha relegado el papel de la juventud,  se le han negado privilegios, se le ha condenado a una silenciosa espera por una edad “madura” para apelar a su derecho a una opinión. Pero lo que no puede ser denegado es el derecho a conocer, más que su historia, su verdad y en base a ella discernir quien merece ser considerado un líder clave en el desarrollo de la sociedad. La juventud está despertando, está buscando regresar a esos ideales liberadores, que tanto en su momento como, increíblemente, hoy han sido satanizados y tildados de comunistas; tal como si el ello fuera el sinónimo del apocalipsis. Ese despertar va acompañado por una figura, una figura cuyo significado, sin afán de redundar pero sí de recalcar, se reitera: es ser la imagen de la posibilidad de un cambio; la figura representativa de la unión del pueblo en busca de justicia y equidad. De una revolución guiada por la búsqueda del beneficio de quienes han sido oprimidos, ignorados y despreciados.  Es Jacobo Árbenz Guzmán significado de esperanza por la Guatemala libre que tanto se merece la juventud.

Citas
(1)  Handy, Jim. Revolución en el área rural. 2013. Primera Edición. Guatemala.  Editorial Universitaria.         P. 28

Referencias
Handy, Jim. Revolución en el área rural. Primera Edición. Guatemala.  Editorial Universitaria. 2013

Casaús Arzú, Marta Elena. Guatemala: linaje y racismo.  Tercera edición. Guatemala, F&G Editores. 2007

Zachrinsson Girón, Mauricio. El feudalismo de la United Fruit Company. [En línea ]http://www.eleutheria.ufm.edu/ArticulosPDF/070918_Feudalismo_de_%20la_United_Fruit_Company.pdf. 20/10/2013

Schlesinger, S. Fruta amarga la CIA en Guatemala. 4ª Edición. México, Siglo Veintiuno Editores. 1987
García Ferreira, R. La CIA y el caso Arbenz. Primera Edición. Guatemala, Centro de Estudios Urbanos y Regionales. 2009

martes, 9 de septiembre de 2014

Generaciones

No es raro pensar que nuestrxs abuelxs pensaron mal de las generaciones venideras con todas las renovaciones y revoluciones que éstas trajeran. Prueba de ello, para no ir tan lejos, es la rebeldía que experimentamos nosotrxs mismxs con nuestrxs madres y padres en su momento.

No es raro -entonces- pensar con cierto desagrado de las generaciones que vienen. Por más que algunx trate de tener la mente abierta, hay cosas que no podemos obviar, como puede ser la transformación del lenguaje, sobre todo escrito, con el que se comunican muchas personas ahora. 

Nos puede parecer desagradable; una abominación a la forma de comunicarse y una pérdida del sentido de la escritura, en fin, una amenaza a la belleza del simbolismo escrito. Y más allá de que yo comparta lo anterior ¿será que las nuevas generaciones desafían las formas de escritura como parte de su rebeldía? ¿Será su forma de decir "a la mierda las reglas"? De ser así, hay que admirar el proceso sistemático en que el lenguaje escrito se ha ido transformando con fines desafiantes. 

Piense entonces que el mismo miedo que podemos tener en cuanto a la desfiguración del lenguaje escrito podría ser el mismo que tuvieron nuestrxs abuelxs unas generaciones atrás al pensar que si la mujer dejaba de usar falda, se perdería la esencia femenina. 

No imagino el mundo sin las palabras tan bien empleadas al enamorarme de Sabines, la sexualidad escrita de Benedetti o la resistencia por medio de la palabra de Galeano, (me quemo un poco la boca) pero recordemos lo que dijo Gelman: "La palabra es una herramienta de lucha" y eso está muy bien escrito.