jueves, 16 de enero de 2014

Toda Una Relación

Aprender a bailar fue aprender a amar. Nunca la vida me dio mejor lección sobre la vida misma. Entrar a un salón lleno de gente, pero tu ya sabes con quien vas. Con quien vas a probar el arte de volar.
Piensas que debe de ser de dos. Tomas su mano, toma la tuya. Empieza la música, empieza la aventura. Te das cuenta que podrías estar bailando solo, pero no, tu elijes bailar con el otro, con tu otro.

Te toma de la cintura, le tomas por el cuello. Sientes como disfruta de tu movimiento. Tu disfrutas el momento. Son uno. Sale una respiración profunda, no sabes si de ti o de tu acompañante. La humedad del sudor se hace presente. Las caderas se mueven al mismo tiempo. Ambos saben que la canción no es para siempre. Siempre es mucho tiempo, muy aburrido. Aún así, deciden bailar la misma canción al mismo tiempo. Antes como un no rotundo, ahora como un "si" que no sale.

De eso se trató todo; de bailar, de amar en libertad. Solo así es de verdad.

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