martes, 10 de diciembre de 2013

Marxismo: un modelo, más que teórico, de revolución sociológica (María Alejandra Muralles Marín)

Este ensayo es un trabajo que María Alejandra presentó durante el curso de sociología; no diré más:

Entre los modelos teóricos sociológicos que, hasta ahora se han dado a conocer dentro del contenido del curso, lejos de ser el más sencillo pero por mucho el más interesante es el Materialismo dialéctico de Marx. Modelo que puede ser definido como la teoría del conflicto. Ello   porque dentro de su planteamiento explica y pretende predecir el comportamiento y funcionamiento de la sociedad en base a sus conflictos existentes. Entiéndase como conflicto la lucha entre dos opuestos que constantemente cambia y por ende provoca cambios fuera de sí, este concepto es derivado del discurso de Heráclito sobre la el proceso dinámico por el que la materia atraviesa de forma constante y que permite su avance.
La teoría Marxista pretende llegar más allá de ser una teoría como lo han sido sus  incongruentes predecesoras e innegables raíces históricas, según Marx, explicar a la sociedad y sus sistemas es útil, pero lo es más el efectivizar esos sistemas y provocar cambios ante las injusticias sociales que se viven.Desde la perspectiva dialéctica materialista marxista, existen tres leyes que permiten la comprensión y en base a ella la toma de acción en relación a la sociedad.  Claro,  porque es una teoría socialista pero dichas leyes son aplicables universalmente a cualquier otra ciencia. Desde la química hasta los procesos de psicopedagogía. La primera de dichas leyes, llamada unidad y lucha de contrarios versa sobre como todo lo que se conoce y aún aquello que queda por conocer está compuesto por opuestos que luchan, no por un desacuerdo,  si no por ser entre sí contrarios. La segunda ley, la transformación de lo cuantitativo a lo cualitativo niega la generación espontánea tanto de materia como de procesos histórico-sociales, según esta ley un cambio cualitativo no puede darse sin haber antes sido precedido por la acumulación de una serie de pequeños cambios cuantitativos. Al hablar de cambios cuantitativos no se hace referencia únicamente a números o tomando el término textualmente, cantidades. Los cambios cuantitativos dentro de la dialéctica representan procesos que por sí solos, de forma aislada no representan la transformación, pero una vez una serie de ellos han sido acumulados llegará un punto, incalculable y desconocido en el que su unión sí representará la transformación o en términos dialécticos; un cambio cualitativo. Esta ley puede observarse de forma directa y con el respaldo de la teoría evolucionista de Darwin en el surgimiento de nuevas especies, estas no se dan como coloquialmente se dice “de la noche a la mañana” se dan gracias a la acumulación de pequeños y en su momento insignificantes cambios estructurales que las necesidades ambientales han causado que llegan a un punto en el que surge una nueva especie. De igual forma, una guerra es el estallido de conflicto existente hecho a base de otros pequeños conflictos y una revolución es una transformación radical causada por el descontento ante varias formas de opresión impuestas por el sistema. Dentro de este contexto se puede definir la tercera ley, la negación de la negación, como una aceptación una inherente transformación cualitativa. Esta ley dicta que al afirmar la potencia y negar la realidad (acto) puede ser transformada en otra realidad, en teoría, una mejor. La negación de la negación, más que ser un engañoso juego de palabras pretende ver más allá de lo que se vive, afirmar las posibilidades de que la realidad como se conoce no es la realidad en su única forma, existe una posibilidad de cambiarla y hacer de ella lo que tiene la capacidad de ser. Un sistema político corrupto lo es, pero esta ley propone negar su calidad de sistema corrupto para afirmar su potencial de ser un sistema político justo y honesto. Dentro de la confusión que esta ley puede provocar está el creer que negar el acto es omitirlo. Omitir el acto no llevaría a nada, en cambio negarlo reconoce su existencia y en dicha existencia su potencial.
Esta base conceptual sustenta la explicación marxista del sistema social y la propuesta que hace para cambiarlo.
En el reinante sistema capitalista la burguesía maneja a su antojo la economía y con ello la vida en general, pues es dueña de los medios de producción. Mientras el proletariado, vende, al precio que la burguesía quiera pagarle, su fuerza de trabajo y más aún, la burguesía no solo pone un precio al servicio del proletario, le enajena imponiéndole determinada ocupación rara vez relacionada en términos económicos con sus deseos. El sistema ofrece también medios para aliviar esa sensación de enajenación, la promesa de alcanzar la movilidad social, paliativos para el sufrimiento que alienan a las personas y la venta de ideas que refuerzan su inevitable calidad de proletario.


Los escasos conceptos planteados anteriormente son, si no los más importantes dentro de la teoría,  los básicos para pobremente explicar el por qué y reiterar lo que en un principio del presente ensayo se plantea; La teoría dialéctica materialista de Karl Marx como la que en lo personal fue de mayor interés entre las teorías que se llegaron a conocer y que inevitablemente se comparan entre sí y hacen cada una sonar más ilógica a la anterior. El enfoque populista de la teoría le da un tinte revolucionario y de cierta forma esperanzador, especialmente cuando se vive en una sociedad oligárquica, conservadora y que tristemente no es más que una pieza más en el juego de ajedrez de otra sociedad imagen y esencia del capitalismo.

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