martes, 10 de diciembre de 2013

“Instituciones Sociales en mi formación” (Julio César Montufar Castillo)

Este ensayo es un trabajo que Julio César presentó durante el curso de sociología; no diré más:


Dentro de nuestro contexto social, a lo largo de nuestro cúmulo de años, hemos sido, somos y seremos influenciados en cierta magnitud por las interacciones presentes en el sistema de funcionamiento social (del cual su beneficio es puesto a crítica) en el cual estamos inmersos. Esta inmersión no constituye necesariamente una posición fija y determinada sin posibilidad de cambio o nuestra capacidad de brindar aportes a la dinámica social y sus nociones presentes de manera tácita en la mayoría de nosotros. Sin embargo, el sistema social existe y subsiste a partir de lo que reconocemos como Instituciones Sociales. Debemos evitar caer en el absolutismo de que un sistema social se sostiene de las instituciones sociales y se sirve de ellas. Es importante sugerir que como son la red que sostiene el sistema social (por la interrelación que mantienen y la forma en que plantean un esquema muy común entre todas) en tanto se afecten las bases y nociones principales de las Instituciones Sociales, se podrá gestar un conocimiento social (mas aun, un funcionamiento social, un sistema) que a través de ellas transmitirá una formación si no diametralmente opuesta a la actual, al menos con esbozos al mejoramiento de la situación que impera en la dinámica social dentro de nuestra realidad latinoamericana. Es entonces que nos vamos percatando de la manera en que a lo largo de nuestra experiencia vital en sociedad, hemos sido influenciados de manera sustanciosa por todas estas nociones transmitidas por cada una de las Instituciones Sociales (si bien todas son parte del sistema social y nosotros somos parte de la sociedad que funciona a partir de este sistema, no necesariamente tendremos que haber sido influenciados por todas y cada una de ellas. Pero invariablemente de esta posición, si tendremos una fuerte manifestación del efecto que algunas han desarrollado en nuestra concepción de la realidad social). De esta forma, podré plasmar en las siguientes líneas la influencia que han tenido en mi y como he formado mi postura frente (o al lado) de ellas.

Ante todo es necesario analizar la forma en la que concibo la dinámica social y catalogo el funcionamiento de ésta en la actualidad. Partiendo de ahí podré ver la forma en que la influencia de la familia, iglesia, escuela y estado (siendo las instituciones que han estado con mayor relevancia a nivel consciente en mi formación) han contribuido a mi perspectiva de la realidad. Puedo aseverar que reconozco la realidad sensible y la reflexiva, sustentando que es posible conocer la primera para llevarla a la segunda. Siendo la última el perfeccionamiento del conocimiento de la primera. Las relaciones de género y los roles atribuidos tanto al hombre como a la mujer han sido nociones que me fueron enseñadas dentro del entorno familiar y que constituyen una forma que reconozco válida: el hombre aporta sustento económico al hogar, pero una mujer al lado con la misma actividad (y capacidad) le complementa (y en ocasiones, primordialmente se constituye la mujer el punto de mayor ingreso económico). El primero lava ropa, utensilios de cocina, plancha y realiza quehaceres del hogar (enseñando a los hijos varones los mismos hábitos) fueron enseñanzas valiosas en las cuales puedo reconocer un terreno adecuado para cimentar las nociones de la igualdad de derechos y la posición de la mujer en la sociedad. La iglesia ha proveído de la mayor formación de valores y comportamiento (de mano con la familia) en las cuales se manifiesta la autoridad principal e innegable del representante divino. La iglesia ha planteado en mí una formación que en ocasiones ha sido confrontante con cierto esquema de pensamiento propio. La escuela influenció de manera importante hacia mis nociones de éxito, competencia y victoria sobre los demás. La idea del Estado ha sido eso mismo a lo largo de mi existencia (hasta hace poco tiempo) al constituirse como algo que existía y tenía tal importancia que indistintamente a no reconocer su valor e influencia en mi, debía mantenerse y defenderse.

 Cada una de las Instituciones Sociales que han influido en mi formación e inmersión social, han aportado una serie de valores los cuales se han visto reafirmados por el tipo de transmisión que tanto familia, escuela, iglesia y estado han hecho. Todas ellas han contribuido de manera significativa en el fomento e introyección de ellos, dentro de los cuales cabe mencionar: el respeto, que en realidad y en dependencia de la institución que lo reforzó (aunque al final, la interrelación refuerza una noción entre instituciones) crearon en mi una visión de un cumplimiento orientado más hacia el comportamiento mecánico y obligado de ciertas actitudes y roles que son “los adecuados” para mí. La disciplina formada constituyó también un comportamiento “adecuado” mediante el cual se me reprimía de realizar actividades que yo quería. Recuerdo la única vez que fui “corregido” por manifestar actividades fantasiosas de juego. El resultado fue una represión no solo desde afuera, sino desde mi interior, sobre el cual me impedía realizar ciertas actividades. La tolerancia fue otro de los valores reconocidos que las instituciones sociales influenciaron en mí. El amor y afecto fueron también aplicaciones impuestas más que fomentadas y desarrolladas, de modo que al momento de reflexionarlas fueron sencillamente modificadas o desechadas. Sin embargo, no han constituido únicamente una valoración superficial, sin profundidad de las cosas; también han llevado a que considere ciertas nociones como la verdad, la tolerancia, la solidaridad, pero que han partido más bien de la crítica a la formación de valores de las instituciones que de los valores transmitidos en sí por ellas.

No solamente es la formación de valores lo que las instituciones sociales transmiten. Los valores son, cimiento para una serie de continuidades y transformaciones sociales que todas y cada una de ellas transmiten e inculcan en cierta magnitud. Es entonces como nos percatamos que en el esquema de familia y la formación que promueve sustenta la continuidad sobre la diferenciación de la autoridad del hombre sobre la mujer y la sumisión que ésta debe tener hacia el primero. La toma de las decisiones del padre como de acatar sin lugar a crítica o modificación por parte del resto de integrantes. El sostenimiento de una familia monogámica y heterosexual que sin importar el funcionamiento interno, debe reproducir el esquema social que impera.  La escuela sustenta un patrón similar pero con la distinción de que las continuidades son transmitidas a modo de necesidad hacia su realización para encajar adecuadamente en la sociedad. De este modo se transmite la individualidad y la medida del éxito bajo criterios de “el que más tiene”, transmitidos al funcionamiento social regular (el que más puntos tiene - - el que más dinero tiene). La iglesia ha sido otra institución que transmite esta falta del criterio comunitario y el involucramiento de todos y cada uno de los integrantes de ésta. El Estado a pesar de poseer una base legal que debería considerar como patrón (en aspectos relevantes y de importancia social, reconocemos que también la ley necesita transformaciones), burla la representatividad y se convierte en otro eje de sostenimiento a la opresión y sometimiento de las mayorías a las minorías privilegiadas en el país. Las transformaciones sociales son propuestas por instituciones sociales que de igual manera sostienen al sistema, pero no como una dinámica unilateral sino que plantea la bilateralidad con aires de conflicto social, necesario según algunos esquemas teóricos sociológicos para lograr el cambio y la direccionalidad hacia el camino justo, comunitario, social.

Dentro de toda esta reflexión y producción escrita, se manifiestan ciertos aspectos que han podido ser llevados a crítica a través del conocimiento de nuestro sistema social y el sustento teórico que nos lleva a cuestionar ciertos aspectos que únicamente hemos venido reproduciendo y han sido transmitidos a nosotros a lo largo de las generaciones (en las distintas áreas donde se forman y manifiestan las instituciones sociales). Por lo cual puedo decir que en su concepción estructural cada institución social mantiene nociones que necesitan una acción transformadora por parte de quienes pertenecemos a ellas. No es necesario esperar a proponer un cambio radical en el sistema de reproducción que traemos impuesto. Pero basta con reflexionar y decidir cambiar la forma en la que nosotros inicialmente hemos adoptado nociones que luz de crítica pueden estar abiertas a propuestas y la decisión que tengamos al momento de influir en una nueva generación para el alcance de la meta transformadora del esquema actual. En la familia puedo mencionar que la reflexión sobre el mantenimiento de las funciones paternalistas y de concepción capitalista únicamente nos mantiene (o nos pone aun más en desventaja) en la posición que tenemos. Escuela tiene nociones sobre la cuales hay que sostener una reflexión aun más extensa en cuestión de fomentar una educación y formación sin esquemas autoritarios y militares de funcionamiento, que no hacen más que transmitirnos antivalores de racismo, discriminación, sumisión y represión. Referente a la iglesia, pude reflexionar sobre las posturas dogmáticas y de control que hasta este punto, la historia verdaderamente plasmada ha puesto a relucir y ha evidenciado el juego que ha tomado el ser humano contra el mismo ser humano para oprimir y evitar el progreso verdadero.

Así que a la luz de la sociología, hemos considerado aspectos relevantes para esta producción que permite obtener una impresión, tal vez muy vaga, de la influencia personal a la que me he visto sometido (como la gran mayoría de los guatemaltecos) y cómo es posible realizar propuestas y argumentaciones que permitan obtener una apreciación de la realidad más compleja pero a la vez sustanciosa en aras de una interpretación teórico-práctica de la realidad que nos ocupa. 

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