martes, 27 de agosto de 2013

El hombre llamado Namarasotha – Cuentos Africanos Tradicionales

Una aproximación a otra cultura.


"El hombre llamado Namarasotha"

Había un hombre que se llamaba Namarasotha.  Era pobre y andaba siempre vestido de harapos.  Un día fue a cazar.  Al llegar al bosque, encontró un impala muerto.  Cuando se preparaba para asar la carne del animal, apareció un pajarito que le dijo:
          -  Namarasotha, no se debe comer esa carne.  Continúa un poco más que lo que es bueno, estará allá.
El hombre dejó la carne y continuó caminando.  Un poco más adelante, encontró una gacela muerta.  Intentaba, nuevamente, asar la carne cuando apareció otro pajarito que le dijo:
Namarasotha, no se debe comer esa carne.  Siempre avanza, que encontrarás cosas mejores que eso.
El obedeció y continuó caminando hasta que vió una casa junto al camino.  Paró y una mujer que estaba al lado de la casa, lo llamó, pero el tuvo miedo de acercarse puesto que estaba muy harapiento.
            – ¡Ven aquí! – insistió la mujer.
Entonces Namarasotha se aproximó.
           – Entra, le dijo.
El no quería entrar porque era pobre.  Pero la mujer insistió y Namarasotha finalmente entró.
Ve a lavarte y ponte estas ropas, le dijo la mujer.  Y el se lavó y vistió pantalones nuevos.  Luego la mujer declaró.
           -  A partir de este momento, esta es tu casa.  Tu eres mi marido y de ahora en adelante, eres tu quien manda.
Y Namarasotha se quedo, dejando así de ser pobre.
Un cierto día había una fiesta a la que debían asistir.  Antes de partir a la fiesta, la mujer le dijo a Namarasotha:
            -  ­En la fiesta a la que vamos, cuando bailes, no debes mirar hacia atrás.
Namarasotha estuvo de acuerdo y partieron juntos. En la fiesta, bebió mucha cerveza de harina de mandioca y se embriagó.  Comenzó a danzar al ritmo de la batucada.  A cierta hora, la música estaba tan animada, que miró hacia atrás.  Y en ese propicio momento, volvió a estar como estaba antes de llegar a la casa de la mujer: pobre y haraposo.
Moraleja:   Todo hombre adulto debe casarse con una mujer de otro linaje.  Sólo así será respetado como hombre y tenido por “bien vestido”. El adulto sin mujer es “desharrapado y pobre”.  La verdadera riqueza para un hombre es la esposa, son los hijos y su tierra.
Los animales que Namarasotha encontró muertos, simbolizan a las mujeres casadas y si comiese de esa carne, estaría cometiendo adulterio.  Los pajaritos representan a los más viejos, que aconsejan casarse con una mujer libre.  En las sociedades matriarcales del norte de Mozambique (de donde proviene el cuento), son los hombres quienes se integran en los espacios familiares de las esposas.  En estas sociedades, el jefe de cada uno de estos espacios, es el tío materno de la esposa.  El hombre casado ha de sujetarse a las normas y reglas que este traza.  Si se revela e impone sus reglas, pierde su estatuto de marido y es expulsado, quedando cada cónyuge con lo que llevó para el lugar.
Cumpliendo siempre lo que los pajaritos le iban diciendo durante su viaje en busca de “riqueza”, Namarasotha acabó por encontrarla: se casó con una mujer libre y obtuvo un lugar.  Pero por no haber seguido el consejo de la mujer, perdió el estatuto dignificante del hombre adulto y casado.
Eduardo Medeiros (org)
Cuentos Populares Mozambiqueños, 1997
Traducción: Bárbara Igor

P. D. Como reflexión ¿Es esto feminismo, matriarcado, o sólo la normalidad de otras culturas? ¿¡tenemos que ponerle etiqueta a todo!?
"Que contrarios podemos ser entre blancos y negros". - R.F.



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