lunes, 9 de marzo de 2015

¿En qué campo se aplica la Teoría de Género?


Recientemente tuve oportunidad de ver una transcripción literal de un acta de consejo directivo de la Escuela de Ciencias Psicológicas.  En ella –en la copia –el secretario del consejo informaba a un grupo de estudiantes sobre las decisiones tomadas por el consejo respecto a diversas solicitudes que ellos y ellas plantearon, principalmente la resolución del consejo atendía la solicitud de dispensa a una normativa que les impedía asignarse el curso “Módulo Integrativo Aplicado VII” es decir, la Práctica y los cursos electivos por área (correspondientes al noveno semestre).  De dicho documento varios son los puntos que merecen un análisis no sólo profundo, sino con diferentes miradas.  Yo he elegido uno que, si bien no está directamente relacionado con las problemáticas planteadas y lo está poco con las soluciones esbozadas, me parece que puede ayudarnos ver y reflexionar sobre la comprensión que tenemos de la psicología, de sus campos y del “nuevo” (a estas alturas no sé si llamarle nuevo) diseño curricular.
El consejo directivo propone que la asignación de los cursos electivos esté sujeta que estén pendientes más de dos cursos y que no corresponda(n) a los que serían “contenidos específicos del área”.  Así, para los electivos de psicología industrial se considera requisito el curso Fundamentos de Administración; para el área clínica el curso Sistemas de Psicoterapia; para la educativa el curso Psicopedagogía; y para el área social Etnopsicología y Psicología de Género.
Este es el punto que despertó en mí una reflexión que quiero compartir.  ¿La teoría de género (quisiera decir el feminismo, pero me parece que actualmente el curso se plantea desde la teoría de género y no desde el feminismo) es una teoría cuya aplicación es exclusiva de la psicología social y escapa a los demás campos de la psicología? ¡Por supuesto que no!  Bueno, tal parece que el supuesto del Consejo Directivo es que sí.  Pero se le escapa al Consejo Directivo, y no es un señalamiento a las personas, sino a la institución como tal, aclaro, quiero proponer una reflexión a la Escuela en todos los niveles.  Olvida –ojalá no se trata de desconocimiento –el Consejo que la teoría de género ha sido una de las herramientas más útiles para la comprensión de fenómenos tales como la violencia intrafamiliar, tantas veces atendida a nivel individual y grupal desde la perspectiva de la psicología clínica, no digamos de la violencia de género, igualmente atendida.  Olvida el Consejo –sigo suponiendo que es olvido –que la teoría de género permite, por ejemplo, el diseño de protocolos de atención a víctimas de extorsión (no hablo de violencia de género) por parte del ministerio público con pertinencia cultural y de género, herramienta propia de la psicología clínica.  Escapa a los criterios del Consejo al tomar esta decisión, que el ministerio de educación tiene una dependencia que se dedica a promover la inclusión de género en todas las actividades que promueve, desde los libros de texto, la educación integral en sexualidad, las escuelas para padres y madres, etc. y que por tanto, la teoría de género es un contenido específico requerido por el campo de la psicología educativa.  Se le escapa también que el proceso educativo es el principal medio por el cual se construyen y legitiman los patrones en que nos relacionamos hombres y mujeres, y por tanto dicho proceso debe ser estudiado también con el enfoque de género (insisto, ojalá fuera con la mirada feminista) a fin de lograr deconstruir los patrones de opresión para mejorar la condición generada por el sistema patriarcal.  Deja de ver el Consejo, o al menos al pronunciarse así da la apariencia de no reconocer, que una psicología industrial (quisiera decir psicología del trabajo, pero en la Escuela el campo se ha desarrollado desde la perspectiva industrial) que olvide las inequidades de género, o peor, que las fomente no podrá desarrollar el potencial humano para lograr su plena realización.
Quiero decir, pues, que al estimar los contenidos de un curso como Psicología de Género como requisitos exclusivos de la psicología social, el Consejo y toda aquella persona que así los considere, demuestra lo poco que la teoría de género ha logrado permear en nuestra comprensión de la psicología, muestra cuán aislados vemos los campos de aplicación de esta ciencia y deja ver también, cuánto nos falta para integrarnos, no sólo como ciencia, aún más en esfuerzos interdiscplinarios y transdisciplinarios.

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