Todo empezó por la mañana
justo antes de empezar la caminata.
Todos celebran los nacimientos, pero este no.
Este empezó en un sueño que al abrir los ojos
de repente amaneció.
Siguió como en un laberinto hacia los ojos
pero sólo de entrada y no de salida.
Bajó con la curvatura de la cabeza
y se dio lugar en la garganta.
Se detuvo en la boca del estómago
como una herida con limón.
Continuó hasta el estómago
donde dejó de respirar.
Así se mantuvo hasta que la traicionó el oxígeno.
Como si nada, subió para respirar
Casi por el mismo trayecto que cuando bajó.
Por enojada, decidió estancarse en la garganta
pataleando en silencio.
Hasta que en un momento regresó a los ojos
pero ahora ya no entrando, sino que saliendo.
Y hasta entonces... respiró.
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