Se cuenta la historia de Prico que creció con alas verdes. Era un ser hermoso, brillante, suave y alegre. Sus padres al notar su don de justicia, muy orgullosos de el, lo sacaron del cesto a muy temprana edad, pues estaban seguros que podría lograrlo solo.
Pasó el tiempo y Prico se convirtió en un joven muy inteligente y audaz, pero ante todo, un ser noble, solidario y como siempre, justo. Todas y todos amaban a Prico, no habían dos como él. Un día un ser humano logró descubrir cómo entrar al mundo de los cestos y al aventurarse en la comunidad, le encantaron las alas de Prico. Celoso y envidioso de la belleza de sus alas, decidió que las quería para el, como pueden ser los seres humanos. Así que se las ingenió para golpearlo con un palo en la cabeza y éste al estar inconsciente, lo metió en una bolsa y se lo llevó al tenebroso mundo humano. Lo hospedó en su casa que era muy grande porque tenía muchísimo dinero.
Pasaron las horas y Prico abrió los ojos. Asustado al ver tanto gris -se encontraba en un sótano de cemento- empezó a gritar. El humano bajó al escuchar los gritos y le pegó en la cara para que se callara. Prico le pidió que lo dejara ir y el humano se reía ante su ingenuidad. -¿Qué comés? le preguntó el humano. -¿comer? preguntó Prico. -Si, a huevos, tenés que comer sino ya no me servís. -Supongo que se refiere a la forma en que uno adquiere energías. Nosotrxs nos alimentamos con las energías de lxs otrxs. El humano pensó que mejor inversión no había hecho. -Ni le tengo que dar de hartar -pensó.
Pasaron los días y Prico estaba flaco. No se había alimentado de las energías de nadie, porque solo había tenido contacto con el único ser que conocía de ese mundo y no se quería alimentar de las energías de él. Una tarde el humano bajó y le inyectó un líquido al brazo de Prico -estaba amarrado, por eso no pudo hacer nada- y se quedó dormido. Esperó unos minutos y lo golpeó en la cara para ver si la droga había funcionado; era muy efectiva. Con un machete el humano cortó las alas de Prico. Cuando éste se levantó no encontró sus alas. Lloró amargamente por un momento, pero luego empezó a sentir odio, mucho odio. Jamás había experimentado ese sentir, pero al hacerlo, empezó la transformación. Prico sintió como sus huesos se movían y su corazón se achiquitaba. Le dolió un poco la cara y vio como sus plumas se fueron convirtiendo en pelos. Cuando se vio en el reflejo de un vidrio se llevó la peor de las sorpresas; era similar al humano. Estaba espantado ¡horrorizado! Inmediatamente todos sus recuerdos de la comunidad de los cestos se hacían cada vez más borrosos. No podía evitar las lágrimas, pues la desesperación no era tenue. Con enojo se arrancaba los pelos que le salían, pero éstos volvían a salir y continuó así hasta que la piel le sangraba y desistió. Sentado y con la derrota mental se habrá quedado dormido por unos 5 minutos cuando el humano lo llegó a patear. -¿Y a vos qué te pasó? Asombrado le preguntó. -Que putas te importa. Le contestó Prico. El humano anonadado por la transformación sintió una pequeña responsabilidad y culpa, pero luego se le pasó. -Mirá, lamento mucho lo que te pasó, pero ahora sos humano y yo te puedo ayudar.
Prico pensó en cómo le podría ayudar el ser que lo llevó a la peor situación de su vida. Sin embargo, y como ya tenía alguna esencia humana, aceptó y fue lo peor que pudo hacer.
Cuando el humano le preguntaba que quién era, Prico contestaba con su nombre y el humano lo golpeaba con un cincho hasta marcarlo a tal punto que pareciera que se le reventaban los poros. -¡YA NO SOS PRICO, AHORA SOS UN HUMANO!
Y así hizo el humano con muchas preguntas y respuestas hasta que Prico, dejó de ser. Ya no era. Dejó de ser y de estar. La nada empezó a existir en el corazón de Prico.
Prico pensó en cómo le podría ayudar el ser que lo llevó a la peor situación de su vida. Sin embargo, y como ya tenía alguna esencia humana, aceptó y fue lo peor que pudo hacer.
Cuando el humano le preguntaba que quién era, Prico contestaba con su nombre y el humano lo golpeaba con un cincho hasta marcarlo a tal punto que pareciera que se le reventaban los poros. -¡YA NO SOS PRICO, AHORA SOS UN HUMANO!
Y así hizo el humano con muchas preguntas y respuestas hasta que Prico, dejó de ser. Ya no era. Dejó de ser y de estar. La nada empezó a existir en el corazón de Prico.
Por azares de la vida y por trágicas consecuencias y penosas circunstancias; Prico se hizo Presidente. Tuvo el descaro de ser Presidente de Guatemala luego de haber sido partícipe activo de las masacres humanas más grandes que ese país pudo experimentar. Que toda Centroamérica pudo experimentar. Muchos indígenas murieron. Muchas personas fueron asesinadas y torturadas. Prico fue uno de los que torturó y al hacerlo solo pensaba en los golpes que el humano le había dado a el cuando lo estaba ayudando a convertirse humano.
Ahora que es Presidente, ya no es justo y pareciera que podría emplear las mismas estrategias de bastantes años atrás. Algunas personas tienen miedo, a otras no les importa y otras, que pareciera que tuvieran alas, quieren un lugar mejor.
Ahora que es Presidente, ya no es justo y pareciera que podría emplear las mismas estrategias de bastantes años atrás. Algunas personas tienen miedo, a otras no les importa y otras, que pareciera que tuvieran alas, quieren un lugar mejor.
El humano se hizo pasar como padre de Prico y si no pudiera existir acto más cínico y malvado, tiene las alas de Prico en su sala. Jamás encontró una forma de usarlas el mismo. Prico entra a la sala de su papá sin recordarse que él alguna vez tuvo alas. Que alguna vez voló y que al hacerlo era feliz. No recuerda que fue muy amado y que fue justo en algún tiempo atrás.
Prico ya no es verde, ahora es anaranjado.
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