En esta entrada publicamos el ensayo de Jennifer Marroquín, que elaboró para el curso de Sociología, de la Escuela de Ciencias Psicológicas:
MARX
Y LA LUCHA DE CLASES: UNA REALIDAD EN GUATEMALA
Por:
Jennifer Marroquín
“La historia de cualquier sociedad hasta nuestros días no ha sido
más que la historia de las luchas de clases” Marx, Engels
(1848) Manifiesto del Partido Comunista.
La
teoría sociológica de Karl Marx, nacida en Alemania, se basó en el conflicto
existente entre la sociedad, este conflicto es fruto de múltiples
contradicciones de las cuales las más importantes son el conflicto por los
medios de producción trayendo éste el conflicto entre las clases sociales.
Entre aquellos que poseen los medios de producción en contraposición con
quienes no poseen nada más que su fuerza de trabajo. Esta teoría, junto a las
planteadas por Comte, Durkheim y Weber, forma parte de las cuatro teorías
sociológicas clásicas, sin embargo presenta una clara diferencia en comparación
con las otras tres al basar sus supuestos en el conflicto social mientras que
las demás se fundamentan en la importancia del pacto social y del consenso.
El
por qué en estas líneas me ocupo de la teoría marxista es debido a que, a mi
parecer, en el contexto guatemalteco la lucha entre clases sociales es y ha
sido cruda, cruel y no parece darnos tregua. Aquellos que quieren adueñarse de
todo en contraposición a aquellos que han sido despojados de todo, aquellos que
nos vemos obligados a vender nuestro trabajo a cambio de un sueldo que nos
permita, con suerte, obtener lo necesario para satisfacer nuestras necesidades
básicas de alimentación y vivienda. Ya lo plantea SERJUS (2009) en una de sus
publicaciones “a partir de la invasión española la historia de Guatemala ha
sido una historia de despojos”. Vemos pues que esta lucha de clases planteada
por Marx no es ni mucho menos ajena a nuestras vidas, basta con pensarlo un
momento, con reflexionar acerca de quiénes mueven los intereses de esta nación,
de las manos y mentes que controlan nuestro rumbo teniendo como bandera la
búsqueda del progreso y del desarrollo, para darnos cuenta que nos encontramos
en el lado menos favorecido de la lucha de clases.
No
intento pues afirmar que la teoría de Marx es superior a las otras tres, ni
discutir sobre cuál de las cuatro teorías está mejor fundamentada, así como
tampoco pretendo ensalzar el comunismo propuesto por Marx como la solución para
todos los problemas sociales. Más bien busco dar explicación de nuestra
realidad nacional, haciendo uso de la teoría marxista y más específicamente de
la lucha de clases propuesta por el autor, pues a mi criterio, es interesante
cómo sigue vigente en la sociedad guatemalteca.
*
Uno
de los hechos que ha llamado mi atención desde el inicio es lo intemporal de
los conceptos planteados por Marx durante el siglo XIX, ya que en pleno siglo
XXI siguen siendo válidos y siguen cobrando sentido en nuestra realidad. Su
teoría, planteada en el siglo donde se produjo la industrialización, hizo en
ese entonces muy evidente la lucha entre clases, apoyadas en el sistema
capitalista. Estas clases en conflicto son la burguesía, dueños de los medios
de producción; y la clase obrera o proletariado, cuya única posesión es su
fuerza de trabajo. Estanislao Zuleta (1987) lo explica de la siguiente manera:
“Entre las dos clases que él (Marx) pensaba en el esquema inicial
del
El Capital hay un tipo de cambio diferente; el uno tiene un cambio circular
(clase obrera) y el otro tiene un cambio acumulativo (la clase capitalista)”.
Esto
significa que mientras la burguesía acumula riquezas y bienes, el proletariado
estará atado a reproducir el círculo vicioso de vender su fuerza de trabajo a
cambio de un sueldo, dicho sueldo no le permitirá nunca salir del sistema de
explotación porque está precisamente diseñado para seguir replicándose. Pese a
todo esto y a la época en que se desarrolló la teoría de Marx, la lucha entre
clases no es tema que surgiera con la industrialización, quizá se hizo más
evidente, sí, pero la lucha entre la clase poderosa y la clase desposeída viene
de mucho tiempo atrás y en nuestro país ha sido evidente desde el momento mismo
en que se produjo la invasión y conquista española. De esta forma quedaron
instauradas dos clases sociales, la de los conquistadores, españoles que
despojaron a los nativos de sus territorios, sus costumbres, sus posesiones y
sus creencias; contra los indígenas, originarios y dueños legítimos de esta
tierra, desposeídos, sometidos a la esclavitud y al trabajo forzado, despojados
tanto de sus posesiones materiales como de su espiritualidad y sus creencias.
Es decir, la lucha entre estas dos clases no es algo que ocurra ahora en
nuestros días, sino que es algo que viene reproduciéndose año tras año,
evolucionando solamente pero sin perder su esencia. De nuevo Zuleta (1987) al hablar
sobre la obra de Marx, El Capital, hace la siguiente anotación: “Es muy
interesante ver que todas las fórmulas de El Capital al comienzo difícilmente
se pueden entender si no se tiene en cuenta que no se trata de dos épocas, como
a veces él dice, y sobre todo Engels, sino de la misma época; pero dos clases
cambian en forma diferente. La una se reproduce y la otra acumula capital, es
decir, poder”.
En
Guatemala aquellos que ostentaron el poder desde la conquista lo han mantenido,
ha cambiado de manos, de nombres o de circunstancias, ha evolucionado tal como
lo plantea Marx, pero nunca ha dejado de pertenecerles. Inclusive la
independencia de España lograda en 1821 no fue una independencia en favor de
todo el pueblo guatemalteco sino en beneficio de la creciente clase criolla,
poder que luego paso a los ladinos en ascenso con el surgimiento de las grandes
fincas cafetaleras. A lo largo de toda esta historia se puede ver con claridad
que los que menos poseen han seguido en el mismo nivel o incluso han sido despojados
de más. Sería una mentira el decir que somos ajenos a esta realidad, a menos
que hayamos nacido en alguna de estas familias poderosas. Caso contrario, desde
niños hemos visto como nuestro ideal es llegar a poseer, llegar al estatus de
esa clase social que vive sin complicaciones, que no pasa escasez económica y
que posee muchos recursos a su favor y en todos lados se nos vende la idea que
“ más bienes materiales significan más felicidad”. Sin embargo esto únicamente
nos lleva a seguir replicando el sistema, alguno podrán mejorar su nivel
económico y otros tantos seguiremos trabajando, vendiendo nuestra fuerza de
trabajo, buscando algún día llegar a otra clase económica, a un mejor nivel de
vida. Común es oír entre los niños y jóvenes que se estudia “para ser alguien”,
como si no fuésemos alguien por el simple hecho de existir, independientemente
de nuestras circunstancias económicas y materiales. Desde pequeños
internalizamos la idea de que el ideal es obtener más cosas materiales, más
dinero y más prestigio para ascender en la escala social. Sin embargo la
verdadera burguesía se reduce a un número muy pequeño, aquellos que en verdad
controlan y mueven los medios de producción cuya riqueza heredada de generación
en generación se acumula
y
crece cada día a costa del trabajo de otros tantos, este grupo en el sistema
capitalista se vuelve prácticamente inalcanzable pues el poder y riqueza
acumulado por años y años no tiene comparación a las pequeñas mejoras
materiales que pudiésemos tener a costa de nuestro trabajo explotador, pese a
esto , seguimos buscando la forma de parecernos más a ellos, sin darnos cuenta
que con esto seguimos replicando el mismo sistema de explotación y despojo.
Este sistema es el capitalismo, al que Marx llama “la dictadura de la
burguesía” cuyo opuesto es el comunismo postulado por Marx como la “dictadura
del proletariado”, en la cual la clase obrera sería la que rigiera la sociedad,
quienes ostentaran el poder económico y político en lugar de la burguesía y en
el que deberá prevalecer la igualdad absoluta para todos. Y entonces ¿es el
comunismo la solución a todos los males y desigualdades de la sociedad
capitalista?
Pérez-Attias
(2014) refiere que: “Hoy por hoy todas las economías del mundo, con excepción
de Cuba y Norcorea, se fundamentan en el “capitalismo” y en ese contexto hay
países donde sus habitantes son desigualmente “ricos” comparando su ingreso per
cápita con otros países, también hay países cuya población tiende a ser
“igualmente pobre” y otros donde los pocos ricos son inmensamente ricos, y las
mayorías, pobres, son absolutamente pobres, como en Guatemala.”
Sin
embargo valdría la pena también el reflexionar acerca de las condiciones de
vida de la población de países como Cuba y Corea del Norte, solamente en Cuba
se calcula que más de 30,000 personas huyeron de la isla aún a costa de vender
todas sus pertenencias y de que el emprender el viaje es poner en juego la vida
(Hablemos Press Vision, 2015). Por otra parte en Corea del Norte la población
vive asediada por el hambre, el miedo y la pobreza impuesta por la dictadura de
los Kim, algunos han logrado huir pero otros tantos están condenados a vivir
toda su vida bajo esas condiciones. Ante esto resulta inevitable el preguntarse
si el capitalismo se alimenta de la explotación y si en los países que viven
bajo el régimen comunista de igual manera las personas sufren, ¿a dónde
deberíamos apuntar como sociedad si tanto el capitalismo como el socialismo no
han funcionado? A mi manera de entender las cosas en ambos sistemas hay dos
clases que siguen en contradicción, en el comunismo ya no es la burguesía y el
proletariado, sino el dictador y su régimen contra los reprimidos y los que
están en desacuerdo con el régimen.
Quizá
el comunismo que Marx concibió fue en cierta manera una utopía, un ideal que
los países que han adoptado este sistema no han sabido llevar a buenos
términos. Sin embargo, la esencia del planteamiento de Marx sigue vigente en
ambas: la sociedad se fundamenta en un conflicto, un conflicto originado en la posesión
desigual del poder.
Como
bien he mencionado desde un inicio, mi objetivo no es plasmar en estas líneas
el marxismo como la mejor teoría sociológica, bien he expresado también mi
incertidumbre y dudas acerca del sistema comunista. Más allá de si el comunismo
es lo indicado, si es la solución o no ante la desigualdad, es inevitable
también que la forma en que Marx planteó la lucha de clases en el capitalismo
me impacte al contrastar dicho planteamiento con mi realidad. Guatemala es un
país donde a todas luces la riqueza está concentrada en las manos de muy pocos,
quienes han venido controlando esa riqueza de generación en generación por
largos años, quienes han elaborado leyes que amparan sus métodos de despojo,
quienes han disfrazado sus embates bajo el concepto
de
“progreso y desarrollo”, quienes bajo la excusa de brindar empleo y generar
avances han estado de acuerdo con la explotación de nuestros recursos naturales
y destrucción de nuestra flora y fauna.
*
La
lucha de clases en Guatemala es indiscutible, somos un país de mayorías pobres,
donde ganar Q2,700.00 al mes y recibir prestaciones es un lujo, donde
conformarnos con un sueldo de Q1,200.00 por trabajar de domingo a domingo es
considerado un “privilegio” por al menos tener un lugar de trabajo y donde
otros ,muy pocos, se dan en lujo de seguir manteniendo bajo sus pies a la
mayoría, acumulando riquezas fruto del trabajo que se realiza por la necesidad
de sobrevivir. En Guatemala no hemos llegado a una verdadera conciencia de
clase que nos haga reflexionar y oponernos a las condiciones injustas de
explotación, muchas veces porque nos hemos acomodado a subsistir con poco y
porque ya es lo “normal” vivir de esta forma, los ricos seguirán siendo ricos y
los pobres seguiremos siendo pobres y con esos nos basta. No negaré que es más
fácil callar y acomodarse que tomar conciencia de la realidad, porque tomar
conciencia de la realidad nos causa indignación y frustración. Para evitar esta
frustración tratamos de aparentar la vida que quisiéramos tener, vamos a
grandes centros comerciales para sentir que pertenecemos a esa sociedad aunque
realmente no podamos comprar nada, quizá gastemos mucho dinero en ropa
exclusiva o tengamos en casa un gran televisor aunque estemos sofocados por las
deudas, o quizá simplemente nos hemos resignado a que nada cambiará. Sea como
sea, mientras estamos fantaseando sobre los bienes y el dinero que quisiéramos
poseer, unos pocos están realmente haciéndose ricos sentados en sus cómodos sillones,
acumulando sus riquezas, mientras otros tantos están muriendo de hambre, frío o
sin un techo donde pasar la noche. La contradicción entre ambas clases en
Guatemala es realmente extrema.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1.
Zuleta, Estanislao (1987) Ensayos sobre
Marx. Colección Quipus. Editorial Percepción. Medellín, Colombia. 230 pp.
E-book, recuperado de: http://s22850b56d26c3a83.jimcontent.com/download/version/1422430221/module/11182321229/name/Zuleta,%20Estanislao%20-%20Ensayos%20sobre%20Marx.pdf
2.
Servicios Jurídicos y Sociales –SERJUS-
(2009). Capitalismo, explotación e injusticia UNA HISTORIA DE DESPOJOS. Sistema
de formación política y pedagógica en Educación Popular. Equipo de Mediación y
Comunicación. 36 pp.
3.
Pérez-Attias, Samuel (2014). Capitalismo
Desigual. Columna de opinión, diario Prensa Libre. Recuperado de: http://www.prensalibre.com/opinion/Capitalismo-desigual-Samuel-Perez-Attias_0_1147685247.html
4. Centro de Información, Hablemos Press (noviembre, 2015) Alarmante huida de los cubanos desde la isla. Recuperado de: http://www.cihpress.com/2015/11/alarmante-la-huida-de-cubanos-desde-la.html
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