Pero, todavía adolescente a los 17 años empecé un verdadero diario, contando lo que vivía y sobre todo lo que sentía y pensaba más o menos a diario. Aquel cuaderno de pasta gruesa y azul tampoco sé dónde está. Me lo robaron de camino a Tajumulco, junto con el regalo de cumpleaños que llevaba para un amigo; fueron las únicas dos cosas que sacaron de mi morral mientras dormía en el bus: un cuaderno y un juego de brocas para madera, metal y concreto.
El habito encontró otros cuadernos, casi todos azules, algunos que yo compré, otros que me fueron regalados; he tenido diarios de diversos tamaños, de un cuarto de carta, media carta, carta y otras medidas que no tienen nombre, de cuarenta hojas, de cien y de más... han servido para los mismo fines servilletas de papel, hojas reusadas y otras superficies adecuadas para escribir. Algunos se han llenado muy rápido, el actual lleva más de año y medio y no he pasado las 100 hojas media carta.... Esa es la cuestión a la que quería llegar.
Por definición en los diarios se escribe a diario, pero no creo que sea así cuando se trata de diarios personales. A veces he querido escribir tanto que no encuentro cómo decir, que la escritura me parece lenta; otras veces las reflexiones me parecen poco para escribirlas en un diario, a veces son sólo descripciones de hechos como una lluvia de ideas y otras se trata de reflexione extensas... en fin, a ratos aprovecho mejor los diarios que he llevado.
Quizá cuando más me han servido no es al ser escritos, sino al leer lo que tiempo atrás ha ganado al desánimo, la extensión o a lo que sea, y ha alcanzado un lugar en esas páginas. Lo mejor de un diario -para mí -no es escribirlo, sino leerlo. Allí es donde de verdad un diario resulta útil, cuando se convierte en fuente de memoria. Supongo que con los blogs puede pasar lo mismo, a veces se escribe más y/o mejor que en otras, a ver que tal me va en esta otra forma de hacer memoria.
Con todo esto viene a mi mente un texto que me parece ejemplar pues me resulta admirable cuando alguien logra escribir a diario y logra "guardar memoria" de sus vivencias. En muchos otros aspectos el texto tiene riquezas y demuestra valores admirables, yo lo compré en una feria del libro, para celebrar mi contratación como docente universitario, me refiero al Diario del Ché en Bolivia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario