La calle es la mejor
galería; es pública, es anónima, es de todas y todos y sobre todo
es un espacio de carácter libre. La calle es una escuela menos
institucionalizada y mucho más activa, en la calle aprendemos a leer
las realidades de diferentes maneras, más populares, más
resistentes, más confrontativas y sobre todo más críticas, que sin
duda hace que al estar en ella también nos expresamos de formas más
espontáneas.
Lo chilero que tiene la
expresión callejera es que nos hace de alguna forma apropiamos de
espacios públicos convirtiéndolos en lugares personales y
colectivos, sin perder la idea de que es de todas/os. Aprovechar
esta idea nos abre la posibilidad de poder hablar sobre temas
importantes por medio del cuerpo, del sonido, del color, de la forma
y la figura y del mismo tiempo y espacio en el que intervenimos
transmitiendo un mensaje abierto a cualquiera que observe o que su
atención llame.
Las pintas políticas han
sido por bastante tiempo un tipo de tuiter callejero, frases
directas sobre exigencias o situaciones coyunturales en pocos
caracteres con las cuales nosotros/as la comunidad muchas veces nos
sentimos identificados/as y que nos sirven para reflexionar, reírnos,
responder o simplemente pasarlas desapercibidas.
Recuerdo ver en Xelajú
después de las marchas del 1 Mayo pintas como: “mejores
condiciones de salud” “PGT” “alcalde ladrón” “abajo la
burguesía arriba el obrero” “condiciones de vida digna”. En
la capital también vemos pintas con consignas similares sobre todo
por la zona 1, el trébol y varias zonas más por donde sabemos
las marchas populares se adueñan de las calles. Las pintas políticas
siempre han sido un soporte a la acción propia de manifestar es otra
manera de recordar dejando plasmado que ahí estamos las minorías,
exigiendo, buscando, transformando.
Lo malo es que ciertos
sectores han criminalizado las manifestaciones callejeras, en
especial las pintas, como “actos vandálicos y abuso a la propiedad
privada”, haciendo que cada vez sea normalizada esta
criminalización por la población. Por ejemplo durante estas
manifestaciones denominadas “pacíficas” que se llevaron a cabo
en el país exigiendo la renuncia de los malparidos presidente
y vicepresidenta, una de las consignas para hacerla pacífica era que no
hubieran pintas o se “rayarán” paredes, estigmatizando a este
tipo de manifestaciones como formas violentas de expresión.
Pero aunque sea visto
como una manera violenta de expresar, sabemos que las pintas seguirán
porque LAS CALLES SON NUESTRAS y está en nuestra necesidad y derecho
expresarnos en ellas.
En San Cristóbal de las
Casas, Chiapas esto dicen las paredes.
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